La Estimulación Temprana es un proceso natural que la madre pone en práctica en su relación diaria con su bebé, esta tiene lugar mediante la repetición útil de diferentes eventos sensoriales que aumentan,  por una parte, el control emocional, proporcionando al niño una sensación de seguridad y goce; y por la otra amplían la habilidad mental que le facilitan el aprendizaje desarrollando así destrezas para estimularse a sí mismo a través del juego libre y del ejercicio de la curiosidad, la exploración  y la imaginación.

Desde esta perspectiva la Estimulación Temprana se concibe como un acercamiento directo, simple y satisfactorio para gozar, comprender y conocer al niño, desarrollando su potencial, promoviendo el deseo, contribuyendo a la comunicación, siempre a través del sujeto significativo para él, en acciones que sean útiles al fortalecimiento del vínculo.

Es toda aquella actividad de contacto o juego con niño que propicia, fortalezca y desarrolle adecuada y oportunamente sus potenciales humanos.

Mirar al niño en su integridad, tomando en cuenta su particular historia de vida, el grupo social que pertenece, la estructura familiar, son datos importantísimos para comenzar con la estimulación.

La Estimulación Temprana debe ser llevada a cabo a través de la mamá, siempre fortaleciendo este vínculo.

La función preventiva se orienta a proporcionar al niño un ambiente enriquecido durante un tiempo determinado de acuerdo a cada niño y sus reacciones e ir observando la evolución de este niño en relación de la medida poblacional de su misma edad,  con el fin de evitar que se desarrollen deficiencias o que las establecidas perjudiquen en mayor medida la evolución o maduración del desarrollo infantil

También se da el aspecto asistencial , encaminado a aminorar los déficit psíquicos, físicos de una determinada anomalía biológica como el Síndrome de Down por ejemplo

El trabajo con niños pequeños en riesgo socio-ambiental  es una estrategia esencial en la prevención de trastornos del desarrollo.

En los primeros años de la infancia cuando las experiencias y las relaciones con la mamá, con el papá, los hermanos, etc., influyen sobre la manera en que se desarrolla el niño, y son tan importantes como la nutrición, buena salud, como se relaciona con el medio son factores que influirán en el éxito o fracaso en la conquista por el mundo.

Cuando los niños reciben abrazos, caricias y mimos, se sientes queridos y seguros.

Los cuidados cálidos que responden a las necesidades del niño tienen funciones de protección.

Pero si reciben maltrato, descuido, falta de atención puede peligrar el desarrollo. Los efectos de lo que ocurre durante el período prenatal y los primeros años pueden durar toda la vida.

Todos los componentes fundamentales de la inteligencia, confianza, curiosidad, autocontrol capacidad para relacionarse, comunicarse, etc. Que determinan de qué manera el niño aprende y establece relaciones en la vida, depende del tipo de atención que realice de sus madres.

Es importante dar el espacio, el tiempo de escucha y el acompañamiento necesario para que puedan descubrir sus posibilidades, devolverles la confianza en sí mismos. Permitir un lugar de encuentro entre su yo y el tiempo. Solamente necesita de otro materno que lo escuche, un espacio donde se revaloricen sus pensamientos, sus deseos y se construyan recursos para enfrentar situaciones conflictivas.

Pero para que su madre pueda escucharlo, darle su tiempo, acompañarlo necesita sentirse bien consigo  misma, valorada, sentirse capaz de poder sostener la crianza de su niño. Es por eso que es fundamental el trabajo paralelo donde se fortalezca su autoestima y potencien sus habilidades de mujer y como madre.

En la medida que podamos acompañar a estos niños y sus madres, a enfrentarse con otros de manera adecuada, preparándolos para que sean ellos los que hagan valer sus derechos, asuman responsabilidades, y se sientan útiles socialmente, posibilitaremos una nueva mirada, una nueva escucha.

 

 

 

 

 PORQUE ES IMPORTANTE

 

 Numerosas investigaciones científicas en clínica y psicología del desarrollo manifiestan que la infancia es un período crucial en el desarrollo emocional- social- cognoscitivo, donde el tipo de ambiente material y social, fuente de estímulos y experiencias, determinan un desarrollo normal o desviado.

El campo de las ciencias humanas  y sociales afirman que el individuo es una unidad integrada e indisoluble, que tanto lo orgánico influye en lo psicológico como viceversa. Las experiencias a las que es sometido influye en su desarrollo psicológico y en su conducta, llegando a modificar aspectos funcionales y anatómicos tanto en el sistema nervioso, órganos sensoriales y sistema endocrino.

Muchos estudios han buscado relacionar las experiencias tempranas de  niños/as con las manifestaciones de su vida futura y le han concebido especial importancia a la relación madre- hijo/a, como un factor primordial que influye en el desarrollo humano.

La separación del/la niño/a de su madre y la carencia de ésta o quien cumpla con ese rol afectivo implica anomalía en el desarrollo de este pequeño.

Las deficiencias en las condiciones físicas y ambientales traen aparejados efectos devastadores en las diversas áreas del desarrollo psíquico, retraso intelectual, en el lenguaje, trastornos en la conducta social y emocional, como sucede en niños institucionalizados.

La deprivación materna se puede dar por la separación- ausencia, distorsiones en la actitud materna o también por maternidad múltiple.

       Un vínculo seguro entre la madre y su hijo/a durante la infancia influye en su capacidad para establecer relaciones sanas a lo largo de su vida. Cuando los primeros lazos son fuertes y seguros la persona es capaz de establecer un buen ajuste social, por el contrario la separación emocional con la madre, la ausencia de afecto y cuidado puede provocar en el hijo una personalidad poco afectiva o desinterés social.
Según indican estas investigaciones, la baja autoestima, la vulnerabilidad al estrés y los problemas en las relaciones sociales están asociados con vínculos poco sólidos. Si las experiencias de vínculo han sido negativas y graves, el ser humano es más propenso a desarrollar trastornos psicopatológicos. Son las interacciones madre-niño las que influyen en el desarrollo socio-emocional y en la conducta actual y futura del menor.

Es por todo lo dicho que la madre o cuidador/a constituye el aspecto central en toda intervención. No se trata de  enseñarle ciertas habilidades al niño/a para prevenir o tratar retardos en el desarrollo psíquico, sino sostener a la madre en su función de crianza, acompañándola en la tarea de cuidar y atender al niño/a fortaleciendo el vínculo y promoviendo iniciativas para mejorar sus condiciones de vida. Así se ayuda a mejorar la propia imagen de la mamá considerándose como una persona capaz de asumir su situación personal y en relación con sus otros hijos/as.

 

Es por ello que deben implementarse programas ejecutados por personal profesional entrenado que acompañe a las familias y ayular a que cumpaln su función ma/paternal. 

 

 

 

 

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