El parto industrializado ya está generando distintas catástrofes (Entrevista con Michel Odent en "El Clarín")

El creador del parto acuático llega hoy a Buenos Aires para presentar su libro "El granjero y el obstetra". Allí expone su teoría sobre la correlación entre el nacimiento y algunos problemas graves como la delincuencia o el autismo.

SAN PABLO. ESPECIAL

En los años 60 y 70, cuando la juventud imponía la consigna "hacer el amor, no la guerra", un médico del hospital de Pithiviers (una ciudad de Francia) desarrolló la idea del parto bajo el agua. Se basaba en un principio que no abandonó desde entonces: la estrategia de supervivencia de la especie dependerá, en buena medida, de cómo ocurra el nacimiento.

Ayer, en un encuentro con Clarín , aquel joven médico de hace 30 años, Michel Odent, hilvanó todas las consecuencias de este concepto original: "El análisis científico de la capacidad de amar, al otro y a uno mismo, revela que ésta se construye a partir del comienzo de la vida; en particular, durante el parto". Exclama que en el parto, la "industrialización" generó catástrofes, que están entre nosotros aunque no las veamos".

—¿Cuáles son esas catástrofes?

—Para explicarlas utilizo la expresión "alteraciones de la capacidad de amar". De acuerdo con investigaciones estadísticas hay una correlación entre cómo transcurrió el parto y la delincuencia juvenil. El nacimiento aparece como factor de riesgo a tener en cuenta en la posterior violencia juvenil. Otro caso es el autismo. En Japón, un estudio demostró que un conjunto de bebés que fueron alumbrados mediante medicamentos y con una semana de antelación corrían más riesgo de volverse autistas. Esta fue una conclusión a la que llegó, también, el premio Nóbel en etología Nico Tinbergen. El suicidio en la adolescencia y la anorexia nerviosa son otros tantos ejemplos.

—¿Cómo se probó que la relación entre el parto y la anorexia nerviosa?

—Fue una investigación realizada en Suecia, entre 1973 y 1984. Se contaba con una base de datos de todas las mujeres nacidas en ese período. Más tarde se dispuso de las historias clínicas y se contó con el diagnóstico de la cantidad de adolescentes que habían sufrido de anorexia nerviosa. Entre los factores de riesgo, uno fundamental fue el parto.

—¿Por qué hay tantos riesgos causados por el parto?

—Hoy es fácil, mediante el lenguaje de los fisiólogos, explicar qué pasa durante el período en que ocurre el nacimiento. Para que un bebé salga al mundo, su madre debe liberar un cóctel de hormonas. Por ejemplo, occitocina, endorfinas, prolactina, etc. Estas hormonas producen un cambio de estado anímico en la madre: ésta da la impresión de ignorar al mundo, como si estuviera en otro planeta. Este cambio en la conciencia obedece a una reducción de la actividad del néocortex (el cerebro del intelecto) y es el hecho más importante del parto. Durante el nacimiento, la parte más activa del cuerpo maternal es la parte más antigua del cerebro: ese conjunto de estructuras primarias como el hipotálamo y la hipófisis, que funcionan como glándulas secretoras de hormonas. Cuando algo perturba a la madre, es decir, cuando de alguna forma se estimula el neocortex, el cerebro del intelecto libera adrenalina que inhibirá el parto. De esto se deducen consecuencias prácticas: durante el alumbramiento la mujer debe protegerse contra todo estímulo que provoque inhibiciones. Esto se refiere tanto a la intimidad como a la seguridad de la madre. Hoy se sabe que hay una correlación entre la falta de esas condiciones y el incremento de las cesáreas. En todo el mundo, las mujeres han adoptado estrategias similares de protección, buscada a través de la madre, la abuela o una partera, que simboliza la figura materna.

—¿Desaconseja la presencia del padre durante el nacimiento?

—Cuando se introduce al padre durante el parto hay que ser prudente. En algunos casos, el padre puede representar un estímulo en el neocortex, que produce adrenalina y perturba el parto. Y esto explicaría que en algunos países donde se fomenta su presencia haya habido un aumento de las cesáreas.

—¿Y cuál es el problema de alumbrar un bebé mediante cesárea?

—El problema es la correlación demostrada entre procesos interrumpidos y la violencia juvenil.

—¿Cómo se ha evolucionado desde los tiempos en que usted comenzó a trabajar el tema (fines de los años 60 y principios de los 70)?

—En los años 60 y 70 prevaleció la perspectiva política para cambiar la sociedad. Lo que hemos comprendido ahora es que primero se precisa cambiar al ser humano. En los años 60 y 70 se decía que hacía falta amarse. Pero lo que hoy es absolutamente nuevo es el conocimiento de cómo se desarrolla la capacidad de amar. De cómo hagamos la pregunta sobre este asunto, serán las respuestas que nos pueda dar la ciencia moderna. Preguntarse cómo se desarrolla la capacidad de amar precede a la perspectiva política.

—¿Cómo influye el estrés en el embarazo y durante el parto?

—Quisiera hacer una distinción: el estrés es indispensable para la vida. Por otro lado, el nacimiento implica un estrés para el niño y para la madre. De lo que se trata es de evitar el estrés innecesario que altere la naturaleza del parto.

Al final de la entrevista con Clarín, Michel Odent contó que en la Argentina abordará, precisamente, todo lo que tiene que ver con la "humanización" del nacimiento. Ofrecerá conferencias en hospitales, en el Ministerio de Salud y en la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires. El seminario que ofrecerá se titula, no por casualidad, "El parto en un cruce de caminos. Necesidades, sueños y realidades del nacimiento hoy".

El nacimiento en el agua

Conocido como el creador del Parto Acuático, el doctor Michel Odent rescató para la actual cultura medicalizada una antigua y artesanal forma de nacer. Aunque no hay registros escritos, tanto los cretenses como los indios Chumash, de la costa central de California, Estados Unidos, empleaban este tipo de técnica. El primer registro de un parto en el agua data de 1803, en Francia, cuando tras un trabajo de parto de 48 horas, una mujer se calmó pariendo a su bebé en el agua.

Lo que descubrió este obstetra en los años 70 es que cuando las contracciones se vuelven más dolorosas y menos eficaces, el agua caliente proporciona alivio. Especialmente para las mujeres cuya dilatación no avanza más de 5 centímetros.

Odent —un médico que conoce perfectamente los beneficios y los perjuicios de la tecnología aplicada a la salud— es, además, el obstetra que introdujo el concepto de ambiente hogareño y privacidad, desde su labor en el Hospital Estatal de Francia. En la Argentina, el equipo del doctor Gustavo Katz es el que lleva adelante este concepto con la realización de los partos acuáticos.

El doctor Mario Sebastiani, obstetra del Hospital Italiano y vicepresidente de la Asociación Argentina de Obstetricia y Ginecología Psicosomática, cree que "este tipo de parto puede resultar excelente, aunque no se pueda reproducir en una experiencia vasta, porque en nuestro país se realizan 700 mil partos por año y no existen las condiciones especiales que requiere el parto acuático"

Lo importante de la propuesta de Odent —pondera Sebastiani— es su rescate de la obstetricia artesanal y la idea de intimidad familiar para el acontecimiento del nacimiento, sobre todo en el actual contexto de una práctica que ha medicalizado al parto, al punto que hoy al feto se lo ve como si fuera un paciente.

Fuente: El Clarín - Fundación CreaVida

 

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